martes, 15 de septiembre de 2009

"Cumplí el sueño de mi vida"


Del Potro confesó que casi no pudo dormir antes de la final, pero igual logró su máximo objetivo en su carrera.


NUEVA YORK (De un enviado especial).– ¿Quién podría bajarlo a la realidad, justo cuando está trepado a su momento de gloria? Imposible reprimir ese cúmulo de sensaciones acunadas desde chico, ese sueño de campeón que fue madurando hasta convertirlo anoche en un hecho palpable. Y que supo concretar, nada menos, que en el centro del mundo.

"Aún no puedo explicar lo que siento porque ni yo sé lo que está pasando. Estoy más que feliz", contó Juan Martín del Potro, aún sin salir de su incredulidad. "Cumplí el sueño de mi vida: ganar este torneo y ni más ni menos que ante Roger. Pero me falta cristalizar otro sueño: parecerme a él".

La mente del tandilense maquinó mil cosas en la vigilia de su primer partido decisivo en citas de Grand Slam. Siempre está la curiosidad por saber cómo viven los deportistas de alto rendimiento situaciones deportivas de exigencia extrema. La Torre no anduvo con dobleces para describir esas horas previas: "La noche del domingo fue terrible. Tuve que pedirles a mis amigos que se quedaran pegados al teléfono, al chat, porque no me podía dormir. No sabía si pensar en el partido de Rafa (la semifinal que había ganado) o en la final con Federer. Y antes del último partido ni pude desayunar", explicó el campeón.

Luego de desparramar su 1m98 en el piso ni bien vio cómo se iba afuera la última pelota de Federer, saludó a su rival. Enseguida, como en un acto reflejo, salió disparado hacia las tribunas del Arthur Ashe e inició una trepada que concluyó en uno de los codos del estadio, allí donde se había ubicado todo su equipo: el entrenador Franco Davin, el preparador físico Martiniano Orazi y el manager Ugo Colombini. A todos ellos, puertas adentro en el vestuario, Del Potro los roció con champagne.

Claro que mucho antes de descargarse hubo momentos muy complicados: "El mal comienzo fue por los nervios. Iba a ser difícil entrar con tranquilidad en mi torneo favorito y con el mejor jugador de la historia. Pero luego me pude focalizar y terminé logrando lo que siempre quise", contó.

El partido, lógicamente, ingresó en un camino sinuoso en la medida en que se repartía el dominio game a game. "Cuando gané el segundo set pensé que si seguía así tendría una oportunidad. Haber perdido el tercer set hizo difícil que siguiera luchando, porque había contado con un break de ventaja. Entonces, ahí me ayudó el público". En algún momento, Delpo encontró una ayuda extra al chocar palmas con algunos espectadores que estaban sentados en la primera fila.

"Creo que la clave fue cuando le quebré por primera vez. Estaba sintiendo que él ya no estaba tan seguro y me acordé de los errores de la semifinal de París. Sabía cual era la táctica para ganarle, pero arranqué mal. Sentí que el partido podía ser para cualquiera de los dos. Aunque tuve que remontar en dos ocasiones. Hice todo lo que tenía que hacer", añadió.

El duelo se desarrolló con una mezcla de sufrimiento y satisfacción: "Veía el reloj y el tiempo que llevábamos jugando, pero no en cómo celebrar la victoria. Sólo disfrutaba de cada punto e intentaba ganar cada punto que estaba en juego. No quería ponerme nervioso. Sabía que estaba cerca del triunfo", aclaró el tenista argentino.

Quizás es demasiado pronto para él ponerse a planificar su futuro. Con semejante logro a cuestas, las emociones están todavía muy frescas: "No sé como seguirá todo esto. El Abierto de los Estados Unidos era mi sueño. Ser número uno es otro. Creo que voy por el camino correcto", juró. Y saludó en un llanto.

  • Con la mente en Nueva York y el corazón en Tandil Del Potro nunca se olvida de sus orígenes, ni tampoco de la gente que lo acompañó desde sus inicios. "Seguro que mis amigos están festejando. Estarán todos locos sin entender lo que pasa. Es un momento feliz porque saben lo que esto significa para mí. Estoy ansioso por reencontrarme con ellos y seguir festejando", dijo el campeón que volverá mañana al país.

Dixit

"El mal comienzo fue por los nervios. Iba a ser difícil entrar con tranquilidad, en mi torneo favorito y con el mejor jugador de la historia. Pero luego me focalicé y logré lo que siempre quise"

"Veía el reloj y el tiempo que llevábamos jugando pero no cómo celebrar el triunfo. Sólo disfrutaba de cada punto e intentaba ganar el que estaba en juego. Sabía que estaba cerca del triunfo"

"No sé cómo seguirá todo esto después de este triunfo. El Abierto de los Estados Unidos era mi sueño. Ser número 1 del ranking mundial es otro. Creo que voy por el camino correcto"

GENTILEZA CANCHALLENA

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